A principios de esta semana ocurrió una tragedia que se hizo viral pero que afortunadamente terminó solo con una situación incómoda, es todo y nada más.
Sí, a Karen la buscaban por todos lados...
En redes sociales su fotografía aparecía con la frecuencia que todos hubiéramos esperado en cualquier caso de una mujer desaparecida, y más aún, cuando existía un mensaje en el que alertaba a su familia de que algo andaba mal. Fue su propio hermano quién pidió la colaboración de los cibernautas y seguramente de las autoridades. Fue un éxito, se logró el objetivo: hacer tanta presión que el gobierno de la ciudad de México tuvo que hacer todo lo que estaba a su alcance para evitar una nueva tragedia, de esas que poco a poco y muy lamentablemente nos estamos acostumbrando a leer en las noticias (espero en verdad que nunca se vuelva algo común). Total, en algunas horas se reportó la localización de la joven desaparecida y hasta ahí tuvimos noticias de este tema, muchos nos sentimos aliviados, nuestra alma descansó, pero no así de muchos otros que comenzaron a cuestionar detalles del caso.
Para la noche del miércoles, algunos medios de comunicación ya habían obtenido nuevos datos de este hecho, la joven desaparecida en realidad se había ido a un bar, a disfrutar de su día, a tomar un descanso y relajarse divirtiéndose… No sabemos qué la motivó a mandar ese mensaje a su familia en el que mencionaba que iba en un taxi y que se sentía en peligro, tampoco sabemos nada más de su vida ni tenemos por qué saberlo, sin embargo, aquí surge una situación muy importante que también es necesario visibilizar y decirlo con todas sus letras: todos cometemos estupideces, independientemente de las causas por las que esta joven mandó ese mensaje, fue una tontería, algo que no se debe de hacer, algo que obviamente iba a provocar muchas reacciones en la sociedad, ¿qué esperaban, que se le diera un premio? Pero de ninguna forma es razón para realizar un linchamiento ni sugerir alguna clase de castigo o investigación penal.
Aquí quiero expresar una idea personal, derivada del análisis de estos casos y del contexto mexicano;
Amigo lector, si es usted de piel delgada y se ofende fácilmente, le doy las gracias y le invito a retirarse, porque esta sin duda es una opinión poco bienvenida para la mayoría de las personas;
Independientemente del sexo o del género, nadie es bueno o malo por nacimiento, eso depende de muchos otros factores que está por demás explicar en este momento.
Los actuales movimientos feministas y de derechos humanos pareciera que sitúan de forma exclusiva a los hombres como los generadores de las mil violencias y, como contra parte a las mujeres como las víctimas de las mil situaciones, siempre bondadosas; ésta sin lugar a dudas, es también una óptica sexista y machista (sí, esa que intentamos erradicar y que se sigue replicando aún dentro de los movimientos feministas). Pongo ejemplo de lo anterior: se crean líneas del metro exclusivo para mujeres, ¿por qué? Porque las mujeres son buenas y ninguna podría generar violencia, ese se considera un entorno seguro, en cambio en los vagones mixtos, los hombres siempre faltos de control y mentalidad son riesgosos, son sí o sí violadores, agresores sexuales, bestias lujuriosas a las que solo les importa satisfacer sus más bajos instintos a cualquier costa, transgrediendo cualquier límite y horrorizando a las mujeres (que en muchos casos así es). Sin embargo, esto es satanizar y hacer una lastimosa generalización de un fenómeno poco estudiado y ya de por sí complejo que a la fecha genera opiniones divididas, enfrentamientos y es algo que nadie ha podido controlar.
Aterrizo la idea: pensar que las mujeres (todas), por el simple hecho de ser mujeres son buenas, con excelentes valores, que nunca dicen mentiras, que nunca se equivocan, es un error. Es inclusive una idea sexista, es pensar que las mujeres no son personas, que son un ente aparte. Pero hay que aclarar, esto de ninguna forma significa que no sean víctimas, que no sufran acoso, violaciones, maltrato y sinnúmero de violencias, no significa que hay que abandonar las luchas ni que hay que perder el interés en buscar iguales condiciones para todos, al contrario, significa replantearse si lo que estamos haciendo está bien o no, si vamos por el mejor camino, si se está exigiendo lo suficiente y sobre todo si estamos entendiendo la importancia de reivindicar las buenas acciones y evidenciar las malas. Al fin y al cabo, a las malas acciones que comete una persona, la principal reacción debe ser un rechazo social, el señalamiento, porque sociológicamente es la primera herramienta para evitar que este tipo de conductas se replique.
Es imposible no mencionar que en la lucha y búsqueda de la igualdad, se están cometiendo excesos. Porque pareciera que lo que se está intentando ganar es el derecho a la violencia, a la maldad, a esas acciones que los hombres han tenido el privilegio de realizar sin recibir algún rechazo social y que las mujeres también quieren hacer sin que nadie se los recrimine. Pero en realidad, la lucha es para erradicar la violencia y no para que las mujeres puedan realizarla, sino para que los hombres no la siguen cometiendo sin que no pase nada.