jueves, 16 de abril de 2015

Competencia insana

En el mes de febrero del 2015 terminé mis estudios para obtener el grado de licenciado en criminología y criminalística en una de las muchas escuelas que imparten estos cursos en México, aún así sigo preocupado por la situación académica por la que atraviesa el país con respecto a la multitud de establecimientos que ofertan cursos de ciencias forenses y sobre todo, por la forma en cómo se publicitan cada uno de ellos. 

Quienes estamos inmersos en la esfera de las ciencias forenses, y sobre todo quienes laboran en los departamentos de enseñanza, debemos procurar mejorar la calidad académica en vez de realizar todo lo contrario. Algo que me ha preocupado desde hace varios años es lo que llamo la "competencia insana" entre escuelas que enseñan ciencias forenses (criminología, criminalística, medicina forense, ciencias penales, victimología, ciencias periciales, etc.). 

Los alumnos de estas instituciones deben tener voluntad de servicio, y fomentar el compañerismo entre ellos, sin embargo en la mayoría de las ocasiones es desde la misma institución que los propios maestros crean la idea en sus alumnos de que las otras escuelas son de mala calidad o que sus conocimientos son superiores a cualquier otra institución. No debemos olvidar que los objetivos que compartimos son básicamente los mismos, el estudio del fenómeno de las conductas antisociales desde diversas ópticas, y que en está carrera no importa de que escuela venimos, lo importante es qué tanto aprovechaste lo que te enseñaron y la forma en cómo lo pones en acción. 

Invito a quienes leen este blog a que se olviden de esa "competencia insana" y fomenten el compañerismo y la camaradería entre los alumnos de diferentes escuelas, para lograr elevar la calidad académica de nuestras instituciones, al final, quienes terminan ganando son las personas que se benefician con nuestro trabajo. 


domingo, 15 de marzo de 2015

¿Es lo mismo autopsia, necropsia, tanatopsia y necrocirugía?

Es frecuente que cuando estamos en la escuela algunos maestros nos digan que es mejor preguntar que quedarse con la duda, bueno, yo me lo tomé muy en serio y siempre he sido un "preguntón", lo malo viene cuando nadie te sabe dar una respuesta, es entonces cuando recurrimos a investigar la cuestión en algún libro o enciclopedia, sin embargo hay que señalar que algunos temas son un tanto más difíciles de resolver que otros.
En el 2011 mientras estudiaba la carrera para obtener el grado de TSU Histopatólogo y Embalsamador en el Instituto de Medicina Forense de la Universidad Veracruzana, uno de los catedráticos nos indujo a un debate sobre qué término es el más adecuado para referirse a las técnicas empleadas para la disección y estudio de un cadáver. Los términos en discusión eran autopsia, necropsia y necrocirugía (para este post es útil observar también la palabra tanatopsia).

En la actualidad el debate sigue abierto para muchas personas, por lo que es de utilidad aclarar si ¿es lo mismo autopsia, necropsia, tanatopsia y necrocirugía?  

Antes que nada cabe aclarar que existen muchas páginas en la red que buscan dar respuesta a esta incógnita y que el presente post pretende sintetizar esta información para hacer un aporte objetivo basado en la experiencia y en los datos documentales que existen.

Autopsia

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española en su entrada autopsia refiere lo siguiente:

(Del gr. αὐτοψία, acción de ver por los propios ojos).
1. f. Med. Examen anatómico de un cadáver.
2. f. Examen analítico minucioso.

Como vemos, la definición actual ya menciona una práctica médica sobre un cadáver, sin embargo al revisar la raíz etimológica tenemos lo siguiente:

Lat. renacent. autopsia de gr. autopsíā αὐτοψία [aut(o)- αὐτός gr. 'que actúa por sí mismo o sobre sí mismo' + -opsíā -οψία gr. 'visión'].

Y justo aquí es donde puede entrar la duda, ya que el termino antes mencionado se puede rastrear hasta el s. I d.C. y se utilizaba en la práctica médica (aunque no era un término exclusivo de ese campo) pero para referirse a la información obtenida de forma directa mediante la observación, es decir, a los datos arrojados de la interacción entre el médico y el paciente (en este punto hablamos de un paciente ya que no era exclusivo de los cadáveres). 


El significado de la palabra en la antigüedad era ‘conocimiento obtenido directamente’, sin intermediación, fundamentalmente de forma visual. Se puede aplicar a la anatomía, pero también a cualquier otra disciplina experimental. Es verdad que los usos antiguos están casi siempre vinculados a la medicina, pero desde luego no lo están exclusivamente a la anatomía.


El significado moderno de la palabra autopsia lo podemos rastrear en la lengua francesa a partir del año 1665, aunque casi todos los usos de esa época se pueden interpretar con el significado antiguo de ‘examen visual personal’ y pueden estar referidos a temas d anatomía, patología, etc., muchas veces se utiliza con el sentido referido a los conocimientos que uno obtiene del estudio anatómico sobre un cadáver y por tanto en esos casos la distancia entre el significado antiguo y moderno es mínima.


La progresiva generalización de autopsia en el contexto de disecciones llevó al significado de ‘examen anatómico de un cadáver’, pero no es fácil determinar si significa ‘examen visual de una disección’ o ‘examen anatómico de un cadáver’, ni determinar con precisión la fecha en que se produjo el cambio. Lo que sí podemos afirmar es que no significa "verse a uno mismo".


Necropsia

Al buscar esta palabra en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE) nos percatamos que nos remite inmediatamente a la entrada para la palabra autopsia.

(De necro- y el gr. ὄψις, vista).
1. f. Med. autopsia (‖ examen de un cadáver).


El hecho es que la palabra necropsia no tiene una larga historia que contar, es la respuesta natural de quienes pregonan el uso adecuado de la terminología científica y que han buscado figurar en revistas con aportes poco relevantes. 
La palabra necropsia viene del griego nekros nekros que significa muerto o cadáver y ὄψις opsis que significa vista. En español necro no es una palabra sino un prefijo que sirve para formar palabras compuestas como en este caso. 
Algunos forenses mencionan que la necropsia es solamente el examen externo del cadáver, antes de comenzar con la apertura de cavidades.

Tanatopsia

De forma muy similar a lo ocurrido con el término necropsia, esta palabra busca denominar de forma correcta al procedimiento de intervenir en el estudio de un cadáver. No se encuentra registrada en el DRAE, por lo que procederemos a revisar su etimología. 

Tanatopsia proviene del término qanatoς thanatos, que significa muerte y ὄψις opsis que significa vista. Es una palabra muy difundida entre la práctica forense en España y de menor uso en américa latina. 

Necrocirugía

Si lo que se busca es un término que describa las prácticas y estudios que se realizan sobre un cadáver para determinar la causa de la muerte y determinar una mecánica de lesiones, posiblemente este es de los que más se adecuan a sus necesidades, aunque tampoco es reconocido por el DRAE. Este término al igual que los dos anteriores fue acuñado hace pocos años a la práctica médico forense/legal. Se dice que es aportación del Dr. Gil Ambrosio Trujillo Nieto, médico forense mexicano quien utilizó este término por primera vez. 

Se forma de la palabra griega nekros nekros que significa muerto y de la palabra cirugía de ceir jeir, mano y ergon ergon, trabajo, jeirourgeia significaría "trabajo manual". Por lo que necrocirugía vendría siendo un trabajo manual con los muertos. 

Es un término que se ha propuesto recientemente para subsanar la idea de que autopsia significa "verse a uno mismo" y de que necropsia significa solamente "ver a un cadáver".

Así mismo existen algunas otras palabras que se han buscado un lugar en esta basta lista de terminologías científicas como por ejemplo la tanatopraxia o la necrotomía.

En conclusión, la palabra autopsia es correcta, se puede utilizar libremente ya que en la actualidad no se le debe traducir literalmente basándonos en su términos por separado (etimológicamente), es decir, si alguien les dice que es incorrecta porque significa "verse a uno mismo", podríamos fácilmente argumentar que la filosofía no es el amor por la sabiduría, así como la geografía no es el estudio de los dibujos de la tierra, la etimología sirve para conocer el origen de la palabra y su uso antiguo para darnos una idea de su evolución y significado actual, pero no debe utilizarse para traducir términos.

Por otra parte, las palabras necropsia y tanatopsia son términos que buscaron atender a esa idea de traducción desde los términos griegos al idioma castellano, pero tampoco son incorrectos. Mientras la ciencia evoluciona y cambia los términos hacen lo mismo, se siguen agregando nuevas palabras para describir de mejor forma determinadas acciones y no es de extrañarse que con el tiempo algún término caiga en desuso y llegue otro a suplirlo. 

Por último, si deseamos atender a las raíces etimológicas y buscamos la palabra que mejor ejemplifique nuestra práctica, podemos utilizar la palabra necrocirugía, sin embargo, yo les pregunto, ¿es solo un "trabajo manual a un cadáver" lo que realizamos? 

Lo dejo a su consideración. 



martes, 10 de marzo de 2015

Análisis Criminológico de la doble fila

Siempre he dicho que Criminólogo no es el que tiene un título o un grado en Criminología. Criminólogo es quien hace Criminología. 

Hace algunos meses leí un muy interesante artículo que se llamaba "Criminología de andar por casa" en el que básicamente se nos planteaba la idea de que podemos hacer criminología todos los días, ya que siempre nos topamos con problemas que se pueden abordar y resolver utilizando la ciencia criminológica. 

En esta ocasión, quiero compartirles una entrada que también se encuentra en la página que el artículo ya citado y que resulta realmente sorprendente la forma en que la criminóloga española Carlota Barrios Vallejo realiza un análisis criminológico de una situación tan común como lo es estacionarse en doble fila.  

Entrada original en Criminología y Justicia

Vamos a realizar una sencilla visualización -basada en hechos reales- para analizar desde un punto de vista criminológico, un fenómeno tan habitual como el hecho de encontrar un coche aparcado en doble fila.

Aunque a priori parezca un hecho sin importancia, es una de esas circunstancias de la vida diaria que nos puede ayudar a entender temas tan importantes como la teoría de la anomia, el fracaso de la justicia, la teoría de la asociación diferencial, la impotencia de las víctimas o el concepto de resiliencia.

Imaginad una calle de doble sentido de circulación en el centro de una gran ciudad, con dos carriles para cada sentido, y a ambos lados estacionamientos en línea.

Esta calle es algo complicada en cuanto a tráfico, pues tiene bastante tránsito y por ella pasan dos líneas de autobuses; es difícil encontrar sitio para dejar el coche y además, hay que pagar para hacerlo, pues se trata de una zona de estacionamiento regulado.

Conducís tranquilamente vuestro coche para acudir a un comercio de la zona, son casi las siete de la tarde y habéis planeado estar en casa antes de las nueve, por lo que parece razonable aparcar y disponer de al menos una hora antes de regresar.

No hay ni un sólo sitio para aparcar y además hay varios vehículos en doble fila esperando para hacerlo, por lo que paráis a un lado, apagáis el motor, encendéis las luces de emergencia y vigiláis de vez en cuando la fila de coches aparcados a vuestro lado, con la esperanza de que alguno salga.

Mientras esperaís, véis a algunos conductores saltarse la línea continua que separa ambos sentidos de la calle para aparcar en el lado contrario a aquél donde estaban esperando. También hay conductores que dan marcha atrás más de quince metros para hacerse con un sitio que queda libre, pero no importa: vosotros seguís las normas y permanecéis en el vehículo durante media hora, momento en el que un golpe de suerte hace que salga el coche de al lado. Dáis marcha atrás para dejarle salir y aparcáis.

Tras poner ochenta céntimos en el parkímetro (hasta pasadas las ocho de la tarde) y dejar el ticket en el salpicadero, váis deprisa a la tienda que queríais visitar.

Como no tienen el artículo que veníais a buscar, salís del local a las ocho menos veinte de la tarde y os dirigís al coche.

Al acercaros, observáis que otro vehículo ha estacionado en doble fila justo a vuestra altura; tiene el motor parado y las luces de emergencia encendidas, así que imagináis que su dueño estará al volver y decidís esperar sentados en el coche. Os quedan casi veinte minutos de tiempo de aparcamiento.
Pasa el tiempo y son casi las ocho, por lo que empezáis a impacientaros, a mirar por los retrovisores y a salir del coche para ver si viene alguien.

Empezáis a darle toques al claxon para que si el dueño del coche está en algún comercio o cafetería de la calle, salga y retire el coche, pero no ocurre nada... los pitidos son cada vez menos espaciados y más prolongados, ante lo cual, el dueño de un bar os hace una señal para indicaros que estáis molestando a los clientes de su terraza.

Ya desesperados porque se ha terminado el tiempo de estacionamiento, permanecéis fuera del coche con la puerta abierta y sin poder pitar. Se empieza a hacer tarde para volver a casa.

Dáis vueltas alrededor del vehículo en doble fila e intentáis empujarlo, pero tiene el freno de mano echado.

Casi a las ocho y cuarto de la tarde y todavía atrapados, marcáis el número de la policía municipal, mientras vuestra indignación va en aumento. Aunque dáis la dirección exacta donde os encontráis, la persona que os atiende sólo os pide la matrícula del coche en doble fila y dice que pasará un aviso. 
Diez minutos después ya ha anochecido, la policía no viene y estáis desesperados por salir porque no váis a llegar a casa a la hora planeada.

Observáis que el vehículo que tenéis aparcado detrás, tiene el logo de una carnicería que hay en la misma acera, así que os acercáis a preguntar si el dueño está allí. ¡Bingo! El carnicero sale dispuesto a ayudar y retira su coche para que podáis salir dando marcha atrás.

Antes de marcharos, aparcáis en doble fila delante del coche que os ha tenido retenidos y le dejáis una nota diciéndole lo que ha ocurrido y que os ha hecho perder casi una hora.

Cuando ya os marcháis a casa, véis un coche de policía municipal aparcado a escasos metros y pensáis que es debido a vuestra llamada.

Bajáis rápidamente del coche para buscar a los agentes y les comentáis lo ocurrido, pero ante vuestra sorpresa os dicen que están allí por casualidad: no han recibido ningún aviso.

Aunque ya son casi las ocho y media, decidís llevar a uno de los agentes hasta el vehículo en doble fila. Tras inspeccionarlo y mandar un mensaje por radio con la matrícula, os dice, “pero ya está todo solucionado, ¿no?”.

Miráis atónitos como el conductor del coche en doble fila no es multado de ninguna manera y tampoco acude una grúa para retirarlo,... y todo ello a pesar de que un nuevo conductor está atrapado porque se ha metido en el hueco que habéis dejado y el carnicero ha vuelto a ocupar su sitio.

El policía os dice que para la próxima vez es mejor que llevéis el teléfono de la grúa municipal en la guantera del coche.

Son las ocho y media pasadas, es tarde y no os queda más remedio que marcharos a casa.

El vehículo aparcado en doble fila se queda donde está: su dueño no ha perdido tiempo en buscar sitio para aparcar y se ha ahorrado el parkímetro.

(...)

Análisis criminológico:

El infractor (de ahora en adelante 'X') -

Atendiendo a la criminogénesis del hecho, poco podemos decir, dado que no sabemos qué motivos ha tenido este conductor para dejar el coche en doble fila, pero lo que sí podemos constatar es que no se ha adelantado al posible conflicto que este hecho pudiera provocar.

Existe una clara falta de empatía hacia el conductor o conductores a los que impide la salida, así como una evidente despreocupación por las normas de tráfico y las leyes (sabe que no debe aparcar en doble fila y que debe pagar por estacionar en esta zona, pero no lo hace).

Por otro lado, se puede intuir un cierto sentimiento de impunidad ante una posible sanción (“a mi no me va a pasar”), actitud que no es típica de conductores noveles, sino más bien de alguien experimentado, que conoce bien la zona donde actúa y que probablemente, no es la primera vez que 'se arriesga' a dejar el coche en doble fila por un largo periodo de tiempo.

La mayoría de conductores que dejan su vehículo en doble fila, lo vigilan a cortos intervalos de tiempo o acuden cada vez que alguien toca el cláxon, pero no es el caso de X, que además tampoco se preocupa por esperar mucho tiempo para aparcar, como hace el resto de conductores; esto nos indica que podríamos estar ante un sujeto que se cree superior.

La víctima (de ahora en adelante 'Y') -

Durante los primeros momentos, Y no es consciente de estar sufriendo una situación que le convierte -en cierto modo- en una víctima, por lo que aguanta pacientemente durante casi quince minutos.

No concibe que una persona pueda dejar el coche aparcado en doble fila, impidiendo la salida de otro vechículo, y marcharse sin más, por lo que pasa por un momento de incredulidad cuando por fin es consciente la situación real: está atrapada.

Tras este breve 'shock', Y siente frustración, puesto que realmente lo único que puede hacer es pedir ayuda (tocar el claxon).

La frustración se transforma en enfado e impotencia cuando Y es reprendida por estar haciendo mucho ruido; no sólo se siente mal por no poder salir de allí, sino que se siente incomprendida por una sociedad que además, criminaliza su comportamiento, ignorando el del infractor.

Y llama a la policía como última opción, porque no dispone de más mecanismos para 'hacer justicia'; no puede romper una ventana del coche mal aparcado para quitar el freno de mano y empujarlo, así como tampoco puede pincharle las ruedas, etc... Debido al estrés y a la indignación, por la cabeza de Y planean ideas de venganza, pero sabe que socialmente son hechos reprobables, así que se controla.

Cuando la policía no acude, Y se siente ignorada: las herramientas que el Estado pone a disposición del ciudadano de a pie para que resuelva sus problemas, han fallado, e Y pierde confianza en la eficacia de la justicia.

Finalmente, Y comprende que 'debe tomarse la justicia por su mano' o encontrar una solución legal y creativa para salir de allí, por lo que aprovecha una circunstancia favorable (coche del carnicero aparcado detrás) para solucionar el problema; también tiene un 'detalle' con el infractor al dejarle la nota, pues siente la necesidad de que X empatice con su situación, la comprenda y no vuelva a hacerlo.

En el momento en que Y encuentra a los agentes de policía por casualidad, decide hacer un último esfuerzo por 'hacer justicia' y les señala el comportamiento de X, pero aún así no obtiene la respuesta que busca: no parece que X vaya a ser sancionado de ninguna manera porque Y ya ha conseguido salir, por lo que para la policía, ya no hay problema.

Y presenta un estado emocional muy alterado que la lleva a pensar que quizá saltarse las normas también es una opción para ella, puesto que ha tenido que cargar con todas las consecuencias de la situación (incomprensión por parte de la sociedad, reprimenda por quejarse, ser ignorada por la policía...), mientras que X se ha salido con la suya.

Conclusión -

Mientras que Y forma parte de un grupo cultural mayoritario que fomenta valores como la consideración hacia los demás, los buenos modales, etc., X pertenece a un grupo cultural que choca con esas ideas (teoría de la asociación diferencial), por lo que ambos están 'condenados' a no entenderse.

Si bien en esta situación, sería necesario un agente mediador (en este caso, la policía), es Y quien tiene que proporcionar la solución al problema, tanto en beneficio propio (sacar el coche de allí) como en beneficio de la sociedad (aleccionamiento de X mediante una nota).

Y tiene que realizar también un esfuerzo para soportar una situación desfavorable con entereza (resiliencia), e indirectamente se le exije que sea paciente, que sea cívica y que siga las normas, cosas que no parece que nadie le exija a X (justicia ineficaz y desigual).

En cuanto a la justicia, en este caso existe un doble fracaso por su parte: primero al dejar impune el comportamiento de X, dando mal ejemplo a otros ciudadanos que pueden imitarle, y segundo al no 'hacerse valer' sirviendo a Y, con lo que se da una situación que la víctima no concibe como 'conforme a la ley', ni siquiera por parte de los agentes encargados de aplicarla (pérdida de respeto por las normas).

La estructura social no ha proveído a Y con las herramientas necesarias para lograr su meta de hacer justicia (teoría de la anomia), con lo que se le llegan a pasar por la cabeza cosas como saltarse las normas, 'tomarse la justicia por su mano' o delinquir para vengarse de X (hacerle algo en el coche).

Este caso puede parecer jocoso, pero es un excelente ejemplo de desorganización social: mientras unos indivíduos campan a sus anchas sin recibir ninguna amonestación, otros sufren las consecuencias, y aunque tratan por todos los medios de llamar la atención sobre el comportamiento del infractor (cosa que no depende de ellos sino de los agentes encargados de hacer cumplir las normas), este hecho puede seguir produciéndose por la falta de respuesta de la ley.

Indirectamente, es una forma de generar criminalidad, dado que el infractor sale reforzado de la situación y la víctima, así como otras personas, pueden verse tentadas de saltarse unas normas que no se hacen respetar.

Como apunte final, hacer mención a la necesidad de una justicia restaurativa, y no sólo de una justicia eminentemente práctica, porque el problema de la víctima en este caso no era que quería salir de allí, sino que un vehículo mal estacionado se lo impedía; no se trata de una exigencia por parte de la víctima, sino de un conflicto derivado de la desorganización social: una persona se salta las normas y perjudica a otra.

La víctima no quiere serlo, pero otra persona la pone en una situación complicada, y esa es la verdadera génesis del conflicto.

Por eso no basta con que la víctima haya conseguido salir de allí por sus propios medios, sino que la justicia debería tomar parte activa en la resolución del problema (el coche en doble fila) desde su base, ayudando a la víctima y no convirtiéndola en el foco de atención mientras se ignora el comportamiento que ha generado su victimación.





viernes, 6 de marzo de 2015

¿Por cuánto tiempo es detectable una droga en la orina ?

En el blog "The Dose Makes The Poison", el usuario ForensicToxGuy nos comparte el siguiente artículo que cuenta con información muy interesante acerca de este tema que genera muchas preguntas.


Es frecuente que cuando una persona es detenida o cuando hace exámenes de control de confianza se le practique un examen toxicológico para efectos de determinar si esta ha consumido algún tipo de sustancia prohibida o que altere sus funciones, pero ¿durante cuánto tiempo podemos detectar alguna droga en la orina?

Entrada original en: The Dose Makes The Poison

Todo el tiempo me preguntan acerca de cuánto tiempo es detectable cierta droga en la orina de una persona que ha consumido dicha droga (es decir, la interpretación de los resultados de toxicología son parte del trabajo diario). 


La ventana de detección de droga en la orina es variable y aproximada, además de que también depende de diversos factores incluidos: la naturaleza de la droga consumida, la vía de administración de dicha droga, el metabolismo del individuo, la cantidad de droga consumida, la forma de dosificación de la droga y el estado de hidratación del individuo.

Así que aquí está una práctica lista de algunas drogas comunes.

AnalitoIntervalo de tiempo
6-acetil morfina12 - 24 horas
7-aminoclonazepam1 - 10 días
El acetaminofeno1 - 2 días
Alprazolam y alphahydroxyalprazolam1 - 4 días
Amobarbital1 - 5 días
Anfetamina1 - 5 días
La benzoilecgonina1 - 4 días
Buprenorpine y norbuprenorfina1 - 10 días
Butabarbital1 - 5 días
Butalbital1 - 5 días
Carisoprodol1 - 2 días
Codeína1 - 4 días
Etanol1 - 24 horas
Etil Glucurónido1 - 3 días
El fentanilo y norfentanilo1 - 4 días
La gabapentina1 - 4 días
Hidrocodona1 - 4 días
La hidromorfona1 - 4 días
Lorazepam1 - 4 días
MDMA1 - 5 días
Meprobamato1 - 4 días
La metadona y EDDP  1 - 10 días
Metanfetamina1 - 5 días
Morfina1 - 4 días
Nordiazepam1 - 10 días
Oxazepam1 - 10 días
Oxicodona1 - 4 días
Oxymorphone1 - 4 días
PCP1 - 8 días
El pentobarbital1 - 3 días
Fenobarbital1   - 30 días
La fentermina1 - 4 días
Pregabalina1 - 4 días
El propoxifeno y norpropoxifeno1 - 5 días
Secobarbital1 - 3 días
El tapentadol1 - 2 días
Temazepam1 - 10 días
THC-COOH (usuario frecuente)1- 30 días
THC-COOH (usuario ocasional)1 - 4 días
Tramadol y nortramadol1 - 4 días

Es importante recordar que la matriz de la orina es un producto de desecho/excreción. Las drogas o los metabolitos de la droga detectados en la orina no están ejerciendo un efecto farmacológico en el cuerpo. Además, no hay una correlación entre la dosis ingerida y la concentración de droga/metabolito resultante en la orina. Si existe alguna preocupación al respecto, entonces deberá realizarse un análisis de sangre, pero debe tenerse en cuenta que la detección de droga o de un metabolito en una matriz de sangre suele ser considerablemente más corto que la ventana de detección en la orina.

Saludos
ForensicToxGuy

jueves, 19 de febrero de 2015

La ciencia de la muerte

Hablar de la muerte es siempre una cuestión muy delicada ya que involucra aspectos culturales, sociales, religiosos y personales, sin embargo podemos unificar ciertos criterios hablando de ella desde un punto de vista científico. Para los interesados en las ciencias forenses es muy importante conocer los aspectos básicos de este proceso, ya que en reiteradas ocasiones tendremos que hacer uso de terminología médica básica y saber científicamente qué es lo que pasa cuando una persona muere. 
De manera muy puntual Eduardo Rivero, médico cirujano de la UNAM y colaborador de la página unocero.com, nos ilustra de forma sencilla este proceso por el que todas las personas pasaremos algún día. 

Entrada original en unocero.com

La ciencia de la muerte
El ser humano ha pensado siempre en la vida y la muerte al ser estos procesos inherentes a su existencia, motivo por el cual, y aprovechando las festividades del Día de Muertos y de Halloween, nos hemos dado a la tarea de explicarte un poco del concepto de la muerte en el plano fisiológico.

¿Qué es la muerte?, sin duda una cuestión difícil de definir por la diversidad de conceptos filosófico-religiosos de cada cultura, sin embargo, en el concepto médico, la muerte puede definirse como un proceso conclusivo que consiste en la extinción del equilibrio de la homeostasis (el conjunto de fenómenos de autorregulación que llevan al mantenimiento de la constancia en las propiedades y la composición del medio interno de un organismo) que termina con la muerte celular.

Nosotros estamos vivos mientras nuestras células lo estén. Cualquier ser humano durante su vida realiza diferentes funciones vitales como nacer, crecer, reproducirse y morir, regidas desde su génesis por los genes que se hayan dispuestos. Genes que son modificables por la inestabilidad medioambiental y por la herencia. Una persona que nace, tiene su destino marcado por su base genética. La muerte ocurre cuando sus genes deciden que debe hacerlo siempre que no haya elementos que los distorsionen, como accidentes o enfermedades. 

La esperanza de vivir más o menos es una hoja del tiempo celular marcada por los elementos de exposición a la que nos enfrentamos día a día.

La muerte, en pocas palabras, es el cese de todas las funciones vitales. Pero…

¿Qué ocurre cuando morimos?

En medicina podemos denominar a la muerte como un fallo multisistémico, la caída en picada de la función de los órganos uno a uno, en cuestión de días, horas o minutos. Un sin número de situaciones puede conducirnos a la muerte, sin embargo, esta ocurre en una secuencia de sucesos que, aunque dependen de la causa, tienen una base fisiopatológica.

Este proceso inicia en las células del organismo por un descenso de la perfusión. Nuestros órganos perduran mientras exista vitalidad en la perfusión de los órganos, no solo por la estabilidad de la circulación, sino también por la estabilidad del transporte y la entrega de oxígeno a las células.

El oxígeno se recibe de la adecuada función respiratoria de nuestro cuerpo, forma parte del 21% del aire que tomamos del ambiente. Cuándo éste disminuye en la sangre, se envían alertas al cerebro para que la función respiratoria lo encuentre (lo hace aumentando la frecuencia respiratoria hasta que aparece la fatiga). Si la persona no está en condiciones de recibir oxígeno, el cuerpo humano lo intenta extraer de los tejidos para dárselo a los órganos diana (corazón, riñón y cerebro).

En este proceso de extracción de oxígeno se envían señales para indicar a las células que no hay oxígeno para que se inicie el metabolismo anaerobio un mecanismo alternativo para mantener la energía celular y lo hace a costa de su propia integridad, ya que de mantenerse resulta toxico para las células.

Así, faltos de oxigeno, los órganos van dejando de funcionar. Dentro de los primeros 10 segundos la actividad eléctrica de nuestro cerebro disminuye y a los 4 minutos quedará irremediablemente dañado, tres horas después, tus pupilas todavía podrían reaccionar con gotas de pilocarpina (un medicamento para el glaucoma) y tus músculos seguirían contrayéndose mecánicamente si se estimularan, incluso 24 horas después se puede obtener un injerto viable de piel ya que estas continúan dividiéndose; a las 48 horas, un injerto de hueso es viable y un injerto de arteria hasta 72 horas después, el oído es el último sentido en desaparecer, sorprendentemente pasaran hasta 37 horas hasta que nuestra última neurona produzca su impulso eléctrico final.

Quizá la evidencia más reveladora de que la vida continúa dentro de un cadáver es que aproximadamente 40 horas después de haber muerto, los espermatozoides serian viables para concebir un hijo.

Ya en el interior de la célula, al igual que en el resto del universo, se rige por las leyes de la física, donde toda partícula de materia tiene una carga eléctrica. Al faltar el oxígeno, la neurona se despolariza, se modifica su potencial eléctrico y su membrana pierde cohesión, se vuelve rugosa y porosa: se le hacen una especie de hoyos por los que se le sale el precioso relleno y al mismo tiempo le entra agua, así que se hincha y luego se encoge, perdiendo el control y los niveles de los bioelementos que requiere para sobrevivir.

La mitocondria, esa parte de la célula que se dedica a producir energía, deja de trabajar y entonces se suspende la síntesis de proteínas. También se rompe la membrana de los lisosomas y sus enzimas, destinadas en condiciones normales a destruir microorganismos patógenos, al liberarse destruyen la célula, un fenómeno llamado autolisis.

El tiro de gracia lo da el calcio. Sus niveles dentro y fuera de la célula se trastornan, afectando todavía más la membrana y las organelas, haciendo que se viertan todavía más enzimas en el citoplasma, acelerando aún más el proceso de autodigestión. La membrana del núcleo de la célula también se daña, derramando el material genético. Cuando la muerte celular alcanza el tronco encefalico, el cerebro ha muerto. La muerte es irreversible.

Entre algunos datos a remarcar se ha podido establecer que la temperatura de un cadáver desciende entre 0.8 y 1.0 grados centígrados por hora durante las primeras 12 horas, y en las subsiguientes 12, de 0.4 a 0.5 grados por hora hasta que la temperatura del organismo se iguala con la del medio ambiente. No existe ningún cadáver que pueda estar más frío que el medio ambiente.

Signo de Stenon Louis
También habrá una deshidratación; de 10 a 15 gramos de agua por kilogramo de peso por hora, una persona de 70 kilos perdería de 700 gramos a un kilogramo por hora. Se secarán primero tus labios y tus ojos: aparecerán hundidos y perderán su brillo (signo de Stenon Louis). Al cesar la lubricación de las lágrimas, las córneas se tornan opacas. Conocido como tela glerosa corneal, este signo se presenta más rápido en un cadáver con los ojos abiertos.
Los labios, el ano, la vulva y el escroto, si quedan expuestos, se despellejan.



Livor Mortis
La sangre en los vasos sanguíneos cederá ante la gravedad formando livideces (livor mortis), manchas de color rojo vinoso que quedarán marcadas en las partes bajas del cuerpo según la posición en la que se encuentre, respetando las superficies de apoyo o contacto, que quedarán más claras. Estas marcas suelen imprimirse a las tres o cuatro horas post mortem, y alcanzan su mayor intensidad alrededor de las 18 o 20 horas. Si a las cuatro o cinco horas se cambiara de posición al cuerpo, podrían desaparecer las manchas originales y aparecer nuevas.

A las tres horas, el cuerpo comenzará a ponerse rígido (rigor mortis), los primeros son los músculos pequeños de la cara, como el de la risa, alcanzando una rigidez máxima a las 18 o 20 horas. Esto sucede porque en los músculos hay sustancias con las que se produce energía, principalmente adenosín trifosfato (ATP), ácido láctico y ácido sarcoláctico, que al faltar el oxígeno se quedan acumuladas. Sin embargo este signo cadavérico no es permanente: al autodestruirse las células, también se degradan las sustancias que endurecieron los músculos y el cuerpo volverá a quedar flácido.

Entonces iniciará la putrefacción, la destrucción del cadáver con la intervención de bacterias. Esta fase de la descomposición se divide en cuatro etapas: cromática, enfisematosa (dura semanas), colicuativa o de licuefacción (dura meses), reductiva o de esqueletización (dura años).

Verde, el color de la ¿muerte?

Si el verde es el color de la vida, también lo es de la muerte. En el abdomen, ahí donde habitan millones y millones de microorganismos que no morirán al mismo tiempo que tú, aparecerá una mancha verde (comienza como mancha verde abdominal) que irá extendiéndose por todo el cuerpo, pues las bacterias oxidan la hemoglobina. Esas mismas bacterias, que continúan su ciclo, producen metano y propano, gases que infiltran todo el cuerpo y lo inflan hasta que sus miembros se extienden. Hacen que se salten los ojos, las venas, la lengua y los genitales. También provocan bulas o flictenas enfisematosas: burbujas de gas bajo la piel. De hecho, se desprenderá la piel, y con cierta tracción, el pelo.

En la fase colicuativa, tal cual, nos volvemos un licuado y abarca la destrucción de todos los órganos; es la continuación de la autolisis sumada a la intervención de bacterias, hongos, insectos y gusanos. Si hay suficiente humedad, la grasa se hará jabón.

Aun si te inhumaran en un ataúd inaccesible y tu cuerpo quedara librado de los insectos ¿quién podría asegurar que no se te hubiera parado encima una mosca en la morgue del hospital o durante los servicios funerarios?, la descomposición será lenta pero inevitable, consumada por todas aquellas bacterias anaerobias que habitan en tu cuerpo y no requieren oxígeno para sobrevivir.

Los huesos quedarán al último. Si absorben los minerales de la tierra quizá se endurezcan convirtiéndose en roca. Si se desmineralizan, quedarán hechos polvo.

En conclusión, no importa si la muerte te sorprende en paz o en agonía, la muerte es un proceso, no un instante, y si bien no sabemos exactamente lo que le sucede a nuestra conciencia, nuestro cuerpo sigue la ley de la conservación de la materia: “La materia no se crea ni se destruye solo se transforma”.

El nuevo sistema procesal penal de corte acusatorio o de juicios orales.

La reforma constitucional del 18 de junio del 2008 que actualiza el sistema procesal penal mexicano a un sistema de tipo acusatorio caracterizado por ser predominantemente oral, es sin lugar a dudas un gran logro para el país, que no debemos ver con ojos negativos ya que busca primordialmente mantener el orden de la sociedad, respetando las tendencias actuales que sugieren el uso de un derecho penal mínimo. Con la implementación de los juicios orales, México da un gran paso hacia la defensa de los derechos humanos, otorgándoles un papel privilegiado en el procedimiento penal. 

Tal vez por ser un sistema novedoso en el país, los que estudiamos criminología, criminalística, derecho penal y ciencias afines, hemos puesto toda nuestra fe y esperanzas en que este cambio sirva para subsanar los errores y vicios con los que contaba el antiguo modelo procesal, sin embargo, no hay que dejar de tener en cuenta los obstáculos que desde ahorita ya van saliendo a la luz, como por ejemplo, la falta de personal con que cuentan las procuradurías de los estados, el exceso de trabajo, el mal manejo de los recursos materiales y la inexperiencia de muchos actores del este nuevo sistema. 

Será un proceso gradual en el que sin duda habrá muchos tropiezos y es lamentable darse cuenta de que quien pagará por estos errores en el camino es la sociedad, ya que contará con un sistema procesal penal moderno, de primer mundo, pero con escasez de recursos materiales y humanos.

Martillo derechoNo quiero adelantar un rotundo fracaso a este nuevo sistema sino todo lo contrario, deseo que quienes participen en él como operadores, asuman el muy importante papel que les toca desempeñar y logren afianzar con éxito estas reformas que, estando bien aplicadas, constituirán un enorme beneficio para todas las personas.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Primer post

Quiero darles la bienvenida a todas las personas curiosas que se acerquen a echar un vistazo a este blog de reciente creación. Es para mi un gusto poder comenzar este nuevo proyecto que pretende ser un referente en información de ciencias forenses, investigación criminológica y derecho penal. Abordaremos también los temas más relevantes acerca de la reforma al sistema procesal penal mexicano comúnmente llamado de juicios orales.
Mi principal meta es lograr satisfacer las necesidades de información que tengan ustedes los lectores y así mismo me comprometo a atender sus requerimientos respecto a este sitio.
Apretón de manos
Sean bienvenidos a Necros, el blog de ciencias forenses y derecho penal.